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Mireia, estamos seguros que tanto tú como todo el equipo de autoras habéis disfrutado haciendo la Guía de estilo de las palabras de origen chino. El origen de algunos sinismos es curioso y detrás de estos términos se esconde una historia. Por ejemplo, la procedencia de la palabra ‘té’ es una de mis favoritas. ¿Puedes contar este ejemplo o cualquier otro que te haya llamado la atención?

Efectivamente, el capítulo sobre “La incorporación de referentes chinos en español” está lleno de curiosidades y fue uno de los más divertidos en este sentido. La palabra nos ha llegado a través de su pronunciación en geolecto min y, más concretamente, mediante el dialecto de Amoy (donde se pronuncia te). El dialecto de Amoy se hablaba en los puertos del sureste asiático por donde pasaban las antiguas rutas de comercio marítimo. Para referirnos al té también podemos utilizar la voz cha, que nos llegó a través del portugués y que refleja la pronunciación utilizada en chino estándar, aunque es la forma que tiene un uso más extendido en español peninsular.

Personalmente, el ejemplo que me llamó más la atención fue el de ketchup. ¡Toda la vida pensando que era un producto estadounidense y resulta que en su origen remite a un referente chino! Se trata de otro término del dialecto de Amoy, pero en este caso nos ha llegado adaptado al inglés. Esto también refleja la gran influencia que han tenido históricamente los intercambios comerciales en la difusión de referentes chinos. Y una última curiosidad: ¿sabíais que la interjección chinchín también tiene raíces chinas?

 Te has encargado del capítulo dedicado a los topónimos: explícanos por qué Shanghai se escribe sin acento y, en cambio, Taiwán sí lo lleva. Esta cuestión va a traer de cabeza a los periodistas.

Este capítulo fue uno de los que ocasionó más debate en el seno del grupo. Por un lado, teníamos claro que para promover una homogeneización en la incorporación de topónimos, el pinyin tenía que ser la norma. Por el otro, ya había algunos topónimos adaptados y muy arraigados; por ejemplo, Pekín (Beijing) y Cantón (Guangzhou). La situación que habíamos documentado era la de largas listas de excepciones al pinyin en algunos libros de estilo, que más que ayudar confundían a la persona que tenía que redactar un texto en chino; además de la falta de coherencia interna de un texto en el que se mezclan adaptaciones y términos en pinyin. Tuvimos en cuenta muchos factores (por ejemplo, también nos fijamos en las recomendaciones del grupo de expertos de las Naciones Unidas en nombres geográficos) y evaluamos caso por caso, con el objetivo de limitar las excepciones solo a aquellos topónimos más arraigados en español. De este modo, vimos que la forma Shanghái (con tilde) no está consolidada en español y todavía hay dudas sobre cómo se debe escribir el nombre de esta ciudad, por lo que creímos que era coherente recomendar el uso del pinyin para este topónimo (es decir, el uso de Shanghai, sin tilde). En cambio, Taiwán, adaptado con tilde, tiene un uso mucho más extendido, por lo que aquí, recomendar el pinyin probablemente chocaría con la costumbre de uso.

Los topónimos son claves en las comunicaciones y efectivamente sí que existe cierta confusión. Un ejemplo que apuntáis en el libro es el caso del río Chang Jiang que tiene varios términos aceptados (Yangtsé, Yangtse y Yangzi). Para el lector la multiplicidad de términos, puede provocar que crea que se trata de diferentes referentes. Lo razonable parece que sería optar por uno de ellos, sin embargo en casos como este también hay que tener en cuenta que existe una tradición en el uso difícil de cambiar. ¿No es cierto?

Exacto. Además, tenemos que pensar que China es un país del tamaño de un continente y que, por lo tanto, es natural que existan diferentes maneras de referirse a una misma realidad según donde nos encontremos. Por ejemplo, mientras que Chang Jiang es la denominación que se promueve en la cartografía china, Yangzi también se utiliza como denominación alternativa, aunque originalmente solo hacía referencia a la última parte del río. En España, además, la forma Yangtsé, adaptada, cuenta ya con un uso bastante arraigado en español, por lo que también ha sido incluida en la Guía como forma aceptada. Sin embargo, lo más importante es ser coherentes en un mismo texto: es decir, si optamos por las formas en pinyin (Chang Jiang o Yangzi), no alternarlas con la forma adaptada (Yangtsé).

Tú eres traductora de chino, desde esta perspectiva, ¿puedes explicar a otros traductores cómo obtener el máximo provecho de la Guía de estilo para el uso de palabras de origen chino?

La Guía puede ser de gran ayuda en muchos aspectos, ya que ofrece orientaciones claras y precisas sobre muchos temas. Es importante que el traductor usuario de la Guía tenga claro qué encontrará en cada capítulo, ya que de este modo podrá buscar de manera mucho más eficiente la información que necesite para resolver sus dudas. Uno de los objetivos que teníamos al preparar la Guía era que fuera manejable y fácil de consultar, pero que fuera completa en cuanto a contenido. Por este motivo, para consultas rápidas, las listas de recomendaciones que encontrará al final de cada capítulo pueden ser un buen punto de partida. Si necesita ampliar la información, luego puede consultarla con más detalle en el cuerpo del capítulo. Las tablas resumen que encontrará en algunos capítulos también pretenden presentar de forma sintética y clara la información sobre algunos temas, por lo que el traductor pronto se dará cuenta de que realmente es una Guía completa, pero muy fácil de consultar en caso de dudas.