Gracias a la gentileza de Adeli Ediciones, me dispongo por fin (bastante más tarde de lo que debía, lo siento) a reseñar su «Guía de estilo para el uso de palabras de origen chino». ¡Le tenía muchas ganas!Empezaré diciendo que no defrauda, pero eso es algo para lo que no me hacía falta ni siquiera hojear el libro…Primero porque el hecho de que la autoría corresponda a un grupo de sinólogas liderado nada menos que por Sara Rovira-Esteva y Helena Casas-Tost es una garantía de solvencia académica (Aquí debo señalar que las cinco son compañeras y/o amigas en mayor o menor grado, pero qué injusto iba a resultar que precisamente serlo impidiera que uno loara sus múltiples y sobradamente demostrados méritos y excelencias).Segundo porque, por su naturaleza, esta guía de estilo podrá ser más o menos completa y sus elecciones más o menos afortunadas, pero está claro que llega para llenar un hueco editorial que llevaba existiendo demasiado tiempo.A aquellos que nos dedicamos profesionalmente a escribir sobre (y/o desde) el mundo chino, las escasas directrices dadas por ese dinosaurio que es la Real Academia (incluso los criterios que ofrecen servicios más de nuestro siglo como la Fundéu) nos han sabido a demasiado poco.De ahí mi ilusión al sostener el libro en mis manos, pero no se equivoquen: no es un tuerto que reina en un país de ciegos, al contrario. Basta con hacer un par de consultas para tener claro que estamos ante una obra de consulta con criterio y rigor, preñada de información para las pocas páginas que tiene y barata para lo que vale. Es un minitratado de escritura china y de su transcripción al pinyin, es una pequeña ortografía, es un manual de bolsillo de pronunciación del mandarín y es un impagable diccionario de dudas. Cierto, hay elecciones léxicas que a mí me gustan menos que otras, pero todas ellas están razonadas y guardan en su conjunto una impecable coherencia.Por todo ello, gustosamente adopto esta guía como biblia sagrada desde ya y animo al resto de compañeros de profesión a incorporarla a su biblioteca de consulta. Indispensable.

Gracias a la gentileza de Adeli Ediciones, me dispongo por fin (bastante más tarde de lo que debía, lo siento) a reseñar su «Guía de estilo para el uso de palabras de origen chino». ¡Le tenía muchas ganas!

Empezaré diciendo que no defrauda, pero eso es algo para lo que no me hacía falta ni siquiera hojear el libro…

Primero porque el hecho de que la autoría corresponda a un grupo de sinólogas liderado nada menos que por Sara Rovira-Esteva y Helena Casas-Tost es una garantía de solvencia académica (Aquí debo señalar que las cinco son compañeras y/o amigas en mayor o menor grado, pero qué injusto iba a resultar que precisamente serlo impidiera que uno loara sus múltiples y sobradamente demostrados méritos y excelencias).

Segundo porque, por su naturaleza, esta guía de estilo podrá ser más o menos completa y sus elecciones más o menos afortunadas, pero está claro que llega para llenar un hueco editorial que llevaba existiendo demasiado tiempo.

A aquellos que nos dedicamos profesionalmente a escribir sobre (y/o desde) el mundo chino, las escasas directrices dadas por ese dinosaurio que es la Real Academia (incluso los criterios que ofrecen servicios más de nuestro siglo como la Fundéu) nos han sabido a demasiado poco.

De ahí mi ilusión al sostener el libro en mis manos, pero no se equivoquen: no es un tuerto que reina en un país de ciegos, al contrario. Basta con hacer un par de consultas para tener claro que estamos ante una obra de consulta con criterio y rigor, preñada de información para las pocas páginas que tiene y barata para lo que vale. Es un minitratado de escritura china y de su transcripción al pinyin, es una pequeña ortografía, es un manual de bolsillo de pronunciación del mandarín y es un impagable diccionario de dudas. Cierto, hay elecciones léxicas que a mí me gustan menos que otras, pero todas ellas están razonadas y guardan en su conjunto una impecable coherencia.

Por todo ello, gustosamente adopto esta guía como biblia sagrada desde ya y animo al resto de compañeros de profesión a incorporarla a su biblioteca de consulta. Indispensable.

 

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